
Seamos sinceras con nosotras mismas: no queremos una relación fácil, esa en la que el chico te trata maravillosamente haciendo todo aquello que tú le pides sin una sola queja. Preferimos el que nos rechisten y que pasen de nosotras durante días para cuando no tengan nada mejor que hacer vengan y te hablen y entonces tú te dices: "Oh, que alegría, se ha acordado de mí después de tanto tiempo". Tontas. Pero no pasa naaaaaada, obviamente, vuelven con sus sonrisas y tonterías, diciendo jartás de pegos y con esas voces tan, tan sensuales. Y de nuevo dura dos días y el ciclo sin fin de la vida.
Debería añadir a la lista también aquellos chicos cuyas aficiones rozan lo ilegal o directamente lo son. Eso sí que es sexy, no se puede negar, porque un chico en lo ilegal es un chico misterioso, cuyo puesto en la pirámide de chicos que molan está bien alto.
Y yo me pregunto ¿y por qué nosotras no somos como ello? También podemos hacer ese tipo de cosas pero lo reservamos a los pesados, bueno, podemos ser aún más crueles con ellos. Pero a un chico malo nunca, nunca le harás eso porque te atrae como una luz atrae a un mosquito. Te ciega, te incapacita, te congela. No te deja ser quien realmente eres.